Cómo inicié este viaje
Eran los años de aula, corría en pants descalzo en pisos de madera o linóleum, obvio era más joven. Podía hacer ejercicio por horas y sentir que salía con más energía que con cansancio. Caían gotas de sudor, lágrimas y hasta sangre… literal sangre (eso es para contarlo en otro momento). En aquellos tiempos me desvelaba leyendo libros de Shakespeare, de Yoshi Oida, de Stanislavsky o del Siglo de Oro Español como Lope de Vega o Juan Ruiz de Alarcón. Era un actor en formación y descubrí la técnica Impro, Improv o Improvisación. Era el inicio del tercer semestre de la carrera cuando llegue a ese pizarrón de la recepción y leí que durante un año tendría la clase de Improvisación. No recuerdo cual fue mi primer sentir o pensamiento, supongo que dije “bueno nos enseñaran a improvisar y a resolver situaciones inesperadas en el teatro”. Y sí hay algo de eso en la Improv, sin embargo, pronto me di cuenta de que para eso no era precisamente esa clase.
Lo que descubrí fue uno de los espacios más vastos para aprender y entrenar la comunicación. Cada clase era cómo llegar a un sembradío con un fruto nuevo y diferente. Era maravilloso descubrir que cada día eran frutos que me alimentaban en habilidades sociales, desde lo más simple en apariencia como provocar a la imaginación y la creatividad sin prejuicios. Y otros frutos un poco más extraños cómo el del error; donde el equivocarse es válido y hasta digno de un aplauso.
Estaba en un lugar desconocido, donde se entrena el escuchar a las personas. ¿A caso se puede entrenar para escuchar mejor a las personas? Y ahí estaba entrenando como un deportista de alto rendimiento, que se entrena para ser mejor en su deporte. Yo estaba entrenando para escuchar mejor, para comunicar de una mejor manera, para atender a los demás con generosidad y empatía, para observar detalladamente las formas y los gestos de las personas, para interactuar y desenvolverme de una mejor manera en la sociedad.
Mi cuerpo, mi voz, mis gestos, factores visibles e invisibles que interactúan con las personas. Emociones, intenciones, sensaciones y muchos más. ¿Qué era esto de lo que me estaba alimentando?
Cuando egrese de la carrera de actuación, mi primer trabajo como actor profesional fue en un proyecto basado en la técnica Improv, y desde aquel entonces he trabajado mano a mano en la exploración, investigación y entrenamiento de esta técnica.
Estoy convencido de que está técnica encierra mucho más de lo que podemos ver a simple vista. Seguimos en el viaje intentando todos los días, ser y estar para los demás, porque la Improv es eso, estar dispuesto a servir al otro.